jueves, 27 de marzo de 2008

Hace casi veinte días que no actualizo mi blog y es que estoy perdida.
Vago por la geografía extremeña como los turroneros, de un lado a otro sin domicilio fijo.
¡Cruel vida la del interino!- me dijeron hace unos días.

¿Cruel? ¿Por qué?
Cierto es que me he recorrido cuatro pueblos en cuatro meses, que he conocido a 30 compañeros, que me se el nombre de más de 80 niños y aún recuerdo cómo se sentaban en clase y en qué destacaba cada uno. Pero... ¿eso se puede definir como cruel?

Cruel sería no estar trabajando, estudiar tres años presentarte a una oposición y que aún siguiese en mi bar de camarera (con todo el respeto a la profesión que he ejercido durante séis años), cruel sería no poder aplicar los conocimientos educativos que la diplomatura me brindó, cruel sería no haberme dado cuenta de que la mayoría de las cosas que estudié no sirven para nada, cruel sería no tener que acomodarme a la actividad de cada uno de los centros que he estado, cruel sería no haberme implicado en la vida de los niños que he conocido, cruel sería no ver su sonrisa cada mañana.

2 comentarios:

amelche dijo...

Creo que tienes razón, a veces nos quejamos de vicio. O será que aún no nos ha entrado el "síndrome del funcionario" y lo vemos con optimismo. Hablando con mis compañeros, muchas veces pienso en las 16 h semanales de clase que daba en una academia por menos de 500 euros al mes, en los veranos y temporadas que pasé en la of. de turismo trabajando de martes a domingo (teniendo que comer bocatas en la playa, porque no me compensaba el rato que me daban para comer ir a mi casa y volver, gastando gasolina y demás) durante 3 meses seguidos por poco más de 900 euros... Y, la verdad, creo que lo de ahora es un lujo.

amelche dijo...

Me expreso mejor: que no nos ha entrado el "síndrome del funcionario" a ti y a mí. Y "hablando con mis compañeros" cuando se quejan de todo.