jueves, 27 de marzo de 2008

Hace casi veinte días que no actualizo mi blog y es que estoy perdida.
Vago por la geografía extremeña como los turroneros, de un lado a otro sin domicilio fijo.
¡Cruel vida la del interino!- me dijeron hace unos días.

¿Cruel? ¿Por qué?
Cierto es que me he recorrido cuatro pueblos en cuatro meses, que he conocido a 30 compañeros, que me se el nombre de más de 80 niños y aún recuerdo cómo se sentaban en clase y en qué destacaba cada uno. Pero... ¿eso se puede definir como cruel?

Cruel sería no estar trabajando, estudiar tres años presentarte a una oposición y que aún siguiese en mi bar de camarera (con todo el respeto a la profesión que he ejercido durante séis años), cruel sería no poder aplicar los conocimientos educativos que la diplomatura me brindó, cruel sería no haberme dado cuenta de que la mayoría de las cosas que estudié no sirven para nada, cruel sería no tener que acomodarme a la actividad de cada uno de los centros que he estado, cruel sería no haberme implicado en la vida de los niños que he conocido, cruel sería no ver su sonrisa cada mañana.

martes, 4 de marzo de 2008

Si mi voz muriera en tierra,
llevadla al nivel del mar
y nombradla capitana
de un blanco bajel de guerra.
¡Oh mi voz condecorada
con la insignia marinera:
sobre el corazón un ancla
y sobre el ancla una estrella
y sobre la estrella el viento
y sobre el viento la vela!

Rafael Alberti


Hoy he querido trabajar con mis alumnos la poesía, para, intentar crear en ellos un gusto y un hábito de lectura que les haga, en unos años, coger un libro y disfrutar de él, embarcarse y dejarse llevar por las letras.
Y quién mejor para este menester que el gran Rafael Alberti.
Quizás algo complejo para niños de 9 años cuyo nivel de lectura se reduce a leer lo que les obligamos en el aula, y, nunca mejor dicho, obligamos; quizás causado no por dejadez, sino más bien por causas familiares y socioculturales.
Pero, gracias a unos pequeños retoques y unos cuantos juegos didácticos los niños han podido disfrutar de este pequeño fragmento del poema durante una hora y, me siento satisfecha porque he notado en sus ojos su interés por conocer más, por imaginar que eran marineros, por dejarse llevar hasta disfrutar de los versos y soñar con el mar.
Espero que esto les ayude a apreciar las letras, a desarrollar su imaginación y, por qué no, evadirse durante unos minutos de lo que les rodea, de lo que, sin elegirlo, les ha tocado vivir.